Thursday, February 22, 2007

you are a ghost of my indecision. blank requiem.

elegimos aquel bar de la esquina para comer, no por nada, sino porque quedaba cerca, y un ciervo enorme colgaba de la pared.
nos sentamos justo debajo de su cabeza, con sus ojos vidriosos y los dos cuernos saliéndole de la frente, mirándonos, mirando a la nada.
fuiste a pedir y yo no quería comer nada. era imposible comer con una cabeza encima que parecía estar no - muerta, recelosa de que alguien le hubiera quitado su existencia, si es que alguna vez tuvo alguna.
pedí un café; tú, paella, y comías a dos carrillos; yo hacía pelotitas con las servillletas intentando no mirar e-s-a-c-o-s-a que proyectaba su sombra sobre la mesa, una sombra inmensa que se movía.
el café se enfriaba y a tí no te quedaban gambas.
el cuerno izquierdo estaba mal limado y tenía un ojo partido, por la boca se adivinaba que tenía pelotitas de algo blanco metidas a la fuerza entre los dientes, como las pelotitas de mis servilletas destrozadas.
pensé que lo estaba estrangulando con mis manos y tú, mientras, te comías los mejillones a pares.

hacía sol en la calle, calentaba los cristales, se reflejaba en el encendedor plateado. la gente murmuraba en las aceras y el ciervo lo veía todo por duplicado, con su parte de ojo roto y su parte no - rota.
miré hacía arriba, el ciervo me miró, se movió un poco, te dije que iba a pagar y a comprar otro mechero, salí de ahí y jamás te volví a ver, ni a tí ni al ciervo.
al salir noté que ya no te quedaba paella, el plato estaba perfectamente limpio, sin nada.
vacío.

0 Comments:

Post a Comment

<< Home